El laureado e insigne chef, Juan Mari Arzak, dedicó hace tiempo una de sus frases maestras a los locales originales de playa que servían bebida y comida: «A los chiringuitos de Ibiza habría que hacerles un monumento por su singularidad, maestría y magnífica gastronomía». Arzak destacaba sobre todo la posibilidad de comer una extraordinaria langosta, unas gambas rojas frescas, una cazuela de marisco, un denton al horno o un bullit de peix a pie de mar, en una mesa de madera, sentado en sillas artesanales o de plástico, descalzo, pisando la suave arena, con servilletas de papel y sin más etiqueta que la que manda la correcta utilización del cubierto o la corrección al chuparse los dedos.
El turismo de lujo y las modas han convertido a los ‘beach clubs en referentes mundiales de gastronomía y glamour
Al gran maestro de la cocina española, como a los ibicencos, residentes y miles de visitantes accidentales, comer a pleno sol bajo la sombra del cañizo o cenar a la luz de un candil o de una bombilla, les producía una gran sensación de libertad, amor por el mar, pasión por la naturaleza, paz y hasta un cierto romanticismo gastronómico. Especialmente cuando sonaba la música de Julio Iglesias, el rey musical de los chiringuitos, o una suave música de fondo que no dejaba escuchar la voz susurrante del artista que sonaba en los pequeños altavoces del chiringuito de turno.
Los ‘beach clubs’ son la penúltima transformación de los chiringuitos clásicos en restaurantes de lujo
Con el tiempo y el lujo itinerante del petroleo, Internet y las nuevas tecnologías, los chiringuitos originales han sufrido una transformación desigual. Unos, los menos, mantienen su cocina intacta, han mejorado lo justo el techo y el mobiliario, sus fogones siguen esculpiendo los sabores de las recetas tradicionales con pescado y marisco fresco de la costa y un servicio familiar. La música es la del mar y el sonido ambiental de los comensales, salpicada por algún sonido de móvil intrépido. Los precios son asumibles teniendo en cuenta que el pescado fresco se ha convertido en un lujo caro.
Otros, los más, han adaptado su fisionomía a los tiempos que corren y su nueva clientela, renovando mobiliario, ampliando terrazas junto al mar, mejorando sus cocinas y cubertería pero guardando la esencia del producto y las recetas tradicionales de arroces, mariscos y pescados. La música ha sufrido evoluciones hacía el chill out, las nuevas estrellas del pop o el estilo de algún dj local. El servicio es correcto y el trato disciplinado, con camareros y profesionales llegados en su mayoría de otras latitudes. Los precios han subido en función del renombre, la calidad y la ubicación y seleccionan a parte de la clientela.
La penúltima y más numerosa transformación de los chiringuitos son los beach clubs, restaurantes de lujo en toda regla con espectaculares terrazas, mobiliario moderno, carpas para comer a la sombra, espacios abiertos para cenar bajo la luna o en comedores interiores con lámparas de diseño y decoración vanguardista en algunos casos.
Las cocinas industriales, modernas y funcionales permiten a renombrados chefs elaborar platos de autor, cocina oriental, peruana o de otras latitudes en boga, con pescados, mariscos y carnes japonesas o argentinas de primera calidad. Las recetas tradicionales han dado paso a una carta de autor con exquisiteces, en algunos casos, de estrella Michelin. La música house o electrónica de afamados djs se ha convertido en un reclamo importante para atraer clientes a la fiesta gastronómica y de ocio.
El servicio es de lujo con personal cualificado de diversas nacionalidades para atender en varios idiomas a la exquisita clientela. Los precios son prohibitivos para algunos y bolsillos y para una clientela de alto poder adquisitivo que ha fondeado su yate delante del beach club para cenar o disfrutar de una botella de magnífico champagnes o modernos vinos.
La música con sus estilos musicales ha sido el vínculo y el vehículo de los cambios a lo largo de los tiempos
La última transformación de los chiringuitos es el club de playa. Una frontera más allá del beach club donde la gastronomía pasa a un segundo plano a la caída del sol y la música invade la carta y la arena con enormes altavoces, focos leds, perfomances y actuaciones musicales de afamados grupos o djs. Es la nueva generación de chiringuitos de playa que tiene como reclamo bailar sobre la arena escuchando la mejor música electrónica del mundo rodeado de personajes, rostros famosos, modelos, bellezas internacionales en bikini o trajes de alta costura y millonarios ávidos de vivir la mágica noche de Ibiza bajo las estrellas.
El servicio es internacional, exquisito, políglota y guapo. Los precios estratosférico seleccionan a una clientela de lujo que busca mezclarse con la gente genuina de Ibiza, los turistas de lujo y la gente guapa en la arena del anfiteatro del glamour internacional.
Las modas y el turismo cambiante han logrado esta transformación que ha convertido a los chiringuitos de la costa pitiusas en referentes mundiales de la gastronomía mediterránea, de autor y de lujo y en locales glamurosos que exportan su know how a otros destinos turísticos del mundo que quieren parecerse a Ibiza a pie de mar.