La menor de las Pitiüses esconde tantas sorpresas en cada uno de los 69 kilómetros de su litoral que la satisfacción de todos los visitantes, por muy diferentes que sean sus gustos o intereses, está más que garantizada. Busquen lo que busquen, Formentera lo tiene: extensas playas de cálida arena blanca, calas rocosas con vistas espectaculares, bullicio y compañía o tranquilidad y soledad. Sólo hay una Formentera, pero parecen muchas más.
Esta cualidad caleidoscópica se hace patente en la diversidad de la oferta para disfrutar del tiempo de descanso. Desde el más humilde chiringuito hasta los sofisticados beach clubs más de moda, Formentera ofrece toda una variedad de locales en los que auténticos profesionales del ocio no escatiman esfuerzos para que los veraneantes disfruten al máximo de cada uno de sus días de vacaciones, desde el amanecer hasta bien entrada la noche.
Desde el más humilde chiringuito al sofisticado ‘beach club’ de moda, la isla ofrece calidad para todos
El único problema de estos establecimientos es que la belleza de su entorno, el agradable trato, la deliciosa comida y las refrescantes bebidas que ofrecen atrapan de tal manera que es difícil salir de sus instalaciones y apenas queda tiempo para visitar el resto de la isla.
Porque la esencia del beach club es esa: solventar cada necesidad al cliente antes de que él mismo sepa lo que necesita. Y en eso, Formentera es experta.
Innovando y mejorando cada año, al tiempo que mantienen el ambiente tradicional y la calidad que les ha dado fama en el mundo entero, los propietarios de emblemáticos lugares como el restaurante Juan y Andrea, el chiringuito Pirata Bus o el restaurante Tanga, hacen la vida más fácil a cualquiera que se acerque a sus locales.
Los locales de Formentera han sabido innovarse sin perder de vista la tradición
Incluso para aquellos que prefieren disfrutar de los mejores sabores del Mediterráneo sin abandonar sus embarcaciones existe una solución: el innovador servicio de zodiac que traslada a los comensales del barco al restaurante o que lleva la comida a bordo, un servicio que se ideó en Formentera y que ahora han copiado en otros lugares costeros.
Ya sea en la internacionalmente aclamada playa de ses Illetes o en la menos masificada zona de Migjorn, cada persona encontrará el lugar perfecto para relajarse y dejarse mimar mientras degusta los cócteles más elaborados, los increíbles arroces tradicionales o el pescado más fresco que, con los pies en la arena, sabe siempre un poco mejor.
Cocina tradicional
Sin duda, los fogones de Formentera están basados en la tradición, y las cartas de los restaurantes y beach clubs no incorporan demasiadas novedades. Pero, ¿para qué cambiar algo que por su simpleza y la calidad de sus ingredientes sorprende a los paladares más exigentes del mundo? Las calderetas de langosta o bogavante, las paellas y fideuás o el fresquísimo pescado a la plancha son recetas atemporales que no necesitan cambios para impresionar.
En las cocinas triunfan las recetas de toda la vida: calderetas de bogavante y las mejores paellas
En cuanto a las bebidas, cada establecimiento tiene su ‘trago’ representativo: mojitos clásicos o de sabores innovadores, pomadas, sangrías, el champán más exclusivo o simples cervezas nacionales o de importación, pero siempre servidas muy frías.
En los chiringuitos y beach clubs de la menor de las Pitiüses el cliente, que acaba convirtiéndose en amigo, es lo que importa; y sus necesidades, sus sueños, son cubiertos desde el primer café de la mañana a la última copa del día.