Son las dos de la madrugada del jueves 15 de septiembre. Hay una fina niebla que anuncia sutilmente la llegada del otoño en Ibiza. En la puerta de Pachá aguardan unas 100 personas; para la mayoría es su primera visita al club. Su plan esta noche tiene un nombre conocido: F***me, I’m Famous!, la exitosa fiesta de David Guetta. Aunque el popular dj francés no les deleitará esta noche. «David [Guetta] no está con nosotros este mes. Desde el año pasado tiene una residencia de invierno en Las Vegas que comienza en septiembre y, dadas las distancias, tan solo lo tendremos en el closing (6 de octubre)», explica Francisco Ferrer, director de Pachá. Los djs que le cubren en su ausencia son colaboradores habituales suyos: Michael Calfan, Bakermat y Robin Schulz. Dentro apenas se nota su ausencia. La sala está llena y en el camerino de las bailarinas, donde nos aguarda un desfile de juventud, entusiasmo y belleza, todo a punto para que comience el espectáculo.
Buen físico y buena energía son los valores más apreciados por el equipo de David Guetta
17 jóvenes forman este año el equipo artístico de F***me. I’m Famous, una fiesta que acumula hitos como ser la más cara de Ibiza, con tickets en el mes de agosto a 80 euros. Las chicas admiran a Guetta y Guetta y su equipo cuidan de ellas. «Me encanta mi trabajo, lo mejor son los shows, para mí es como actuar en una obra de teatro», cuenta Julia, una de las veteranas y protagonista del grupo.
Pero, ¿cómo se llega a ser bailarina de una de las fiestas más populares del mundo? «Cada año en mayo hacemos un casting general de dos días», explica Víctor Navarro, responsable de las bailarinas y coordinador del show, que este año destila un halo burlesque con cierto toque naïf (no hay nada de vulgar en él). ¿Y qué requisitos son necesarios? «No buscamos bailarinas profesionales. Buen físico y buena energía son los dos valores más importantes para nosotros», prosigue. También, deducimos, gracia, desparpajo y actitud. «Al casting se presentan decenas de chicas de nacionalidades muy distintas. En el grupo hay chicas que llevan años trabajando con nosotros, al menos la mitad, pero cada temporada se incorporan bailarinas nuevas porque la mayoría son de fuera, muchas estudiantes, y no siempre repiten más de uno o dos veranos».
17 jóvenes componen el equipo de bailarinas, que trabajan una media de cinco horas por jornada
En el camerino se respira alegría y felicidad. Son jóvenes y les encanta su trabajo. Se las maquilla y peina, se hacen selfies, bromean entre ellas, se sienten guapas y especiales. Encarnan, para muchas jóvenes con aspiraciones artísticas, el sueño de Ibiza: ser bailarina en el club de las cerezas. No beben ni fuman, «nos gusta cuidarnos». Francisco pasa a saludar y a comprobar que todo está en orden. «Se lo pasan genial», dice. Son las 2.30 de la mañana y el show está a punto de comenzar. Cuatro pases en total, con sus respectivos cambios de vestuario, incluyendo un streaptease; un show que a estas alturas del verano funciona como un reloj y para el que, explica Víctor, «las bailarinas ensayan durante dos o tres semanas».
En el equipo solo hay un afortunado, que hace las veces de acróbata, además de Víctor y Rosario, mano derecha de David Guetta en su residencia en Ibiza, quien estará atento toda la noche para que todo esté impecable. «David es muy exigente, le gusta que todo esté perfecto».
El público baila con los brazos en alto, hace fotos, silba a las bailarinas subidas al escenario a la derecha de la cabina, espera el más allá. A las cinco el grupo ofrece el último pase; para ellas por hoy la noche acabó.